domingo, 3 de diciembre de 2017

El rincón del escritor: Mara Soret nos presenta Íncubo. El amante de sueños

¿Qué harías si unos sueños eróticos desconcertantes amenazaran con arrebatarte todo cuanto amas?
Paula Bernat, diseñadora de moda de éxito, llega a Madrid para vivir con su gran amor: Galo Santacana, un atractivo piloto al que conoció por casualidad en un aeropuerto. Su vida parece un sueño, hasta que a su mente perturbada le da por soñar lo que no debía...
A partir de entonces, su idílica existencia se transforma en una pesadilla interminable ya que sospecha que una mano oscura maneja los hilos de su mente dormida. Comienza a descuidar su trabajo, su salud se deteriora por momentos y su relación de pareja se resquebraja, muy a su pesar.
Pero como en toda historia que se precie, en ÍNCUBO nada es lo que parece. ¿Y si Galo sabe más de lo que dice? ¿Y si Paula no es la única victima? Después de tanto sexo en su cabeza, ¿estaría dispuesta a huir de él? ¿Acaso podría hacerlo?
No huyas, es inútil, él está dentro de ti....





Ficha del libro




Los personajes nos hablan de la novela:

Me llamo Paula y tengo todos los ingredientes para ser feliz; sin embargo, estoy muy lejos de serlo. No entiendo por qué sueño semejantes salvajadas con un hombre al que detesto. No sé qué hace ni cómo lo hace, pero sospecho que no se detendrá hasta conseguir que mi relación con Galo salte por los aires. Pero eso es algo que no pienso consentir. Lucharé hasta el final, así me cueste la poca cordura que me queda. Como la mismísima Scarlett O’Hara: ¡a Dios pongo por testigo de que este malnacido no se saldrá con la suya!

***

Me llamo Galo y he encontrado al amor de mi vida. Jamás pensé que pudiera llegar a sentir algo semejante. Paula posee todo cuanto admiro en una mujer: es guapa, elegante, independiente, brillante y por si fuera poco, una auténtica diosa en la cama. La sombra de Tito planea sobre nuestra relación, pero se lo ha tomado mejor de lo que esperaba, dadas las circunstancias. Me gustaría pensar que con el tiempo acabará por aceptarla.

***


Me llamo Tito. Dicen por ahí que soy psicólogo, terapeuta y escritor. En cambio, yo opino que tan solo soy un hedonista al que le gusta jugar. Me parto de risa cada vez que la veo; jamás me he topado con una persona que maneje peor los imprevistos. Esto va a ser pan comido, no les doy más de seis meses. La vida es un juego fascinante en el que existe una única norma: “el que se cabrea, pierde”. Yo siempre gano, esta no iba a ser una excepción.



Una escena para abrir el apetito:

—Tito, ¿sabes que Paula tiene una teoría muy interesante sobre psicólogos y psiquiatras?

—¿De veras? Y, ¿cuál es esa teoría? —me pregunta con ironía.

—Mi teoría es que todos los profesionales de la salud mental estáis un poco desquiciados. No te ofendas, mi hermana también es psicóloga y la adoro, pero es rara de narices. Tengo la impresión de que todos lo sois en mayor o menor medida. Pienso que lo que os mueve a elegir esta carrera es la necesidad de comprenderos a vosotros mismos, no la de ayudar a otros.

—No puedo estar más de acuerdo, pero creo que deberías profundizar más en tu estudio, me ofrezco voluntario como conejillo de Indias.

—Tomo nota.

—Podrías presentarme a tu hermana, por aquello de fundir rarezas. ¿Se parece a ti?

—¿Acaso no me has escuchado? Te he dicho que quiero a mi hermana,  jamás te la presentaría. Y no, no se parece a mí, es mucho más guapa, más lista y mejor persona.

—Lástima, ya veo que mi fama me precede.

—Además, tiene un novio estupendo.

—Ese nunca ha sido un problema para mí, tesoro. Pero en cualquier caso, no pierdo la esperanza de que, a pesar de mi precaria salud mental, algún día llegues a adorarme como a tu hermana, al fin y al cabo, ahora somos familia.

—No me gusta ser agorera, pero no es que estés haciendo muchos méritos, así que yo no contaría con ello.

Me mira con una inesperada ternura, pero no me responde nada. Coge su copa, la apura y se dirige a su amigo:

—Galo, tenía la esperanza de que fuera tan sosita como todas tus anteriores, pero no solo es guapa que jode, sino que es orgullosa, pendenciera y deslenguada. La cosa se complica, hijo de puta.
Y entonces se ponen a discutir acaloradamente en francés, a sabiendas de que yo no puedo entenderles, así que protesto indignada.

—Me parece una grosería que habléis en francés para que yo no os entienda.

—Pues no te quejes tanto y aprende de una puta vez, te hará falta —me replica Tito de forma brusca. Evaporada la efímera ternura, reaparece el hombre arisco que detesto.

—Tito, me has dado tu palabra —le advierte Galo.

—Y la mantengo, pero los dos sabemos que estás de mierda hasta el cuello. Cumple tu parte y yo cumpliré la mía. En esto, como en la cerveza, es solo cuestión de tiempo.

Desde LecturAdictiva damos las gracias a Mara Soret por la presentación.



0 comentarios:

Publicar un comentario