Aires de cambio revolucionan la redacción de la revista World Now, en Seattle. Faith Holland, que se ha acomodado en la sección de moda y belleza, se encuentra de pronto en una encrucijada laboral: o vuelve a hacer de corresponsal, y en África, nada menos, o se queda en la calle. Tres años atrás, la pérdida del hombre al que amaba la apartó de las coberturas internacionales; volver a la primera línea supondrá un reto en todos los sentidos: profesional, personal y, aunque no lo espera, también emocional. Mathew Parsons es un conocido corresponsal freelance, que lleva varios años cubriendo los conflictos en el corazón de África para los principales medios estadounidenses. Es descarado, controvertido y hace del trabajo su vida. Un primer encuentro accidentado, una opinión prejuiciosa y confesiones a media voz en el silencio de un pasillo marcarán el inicio de una relación profesional que se convertirá en una apasionada historia de amor, pero también en una aterradora pesadilla. Dos personas en busca de la verdad en medio de un conflicto, luchando por sobrevivir al combate más atroz y a la intensidad de sus sentimientos. Cuando todo está perdido, cuando te han despojado de cualquier esperanza, ¿qué estarías dispuesto a hacer por la persona que amas?
Ficha del libro
Los personajes nos hablan de la novela:
Mi nombre es Faith Holland, soy
periodista en la revista World Now,
en Seattle.
Hace un tiempo, la vida me
sometió a una prueba tan dolorosa que todavía, después de tres años, las
heridas duelen como si me fueran a arrancar el corazón. Perdí al amor de mi
vida, perdí a mi compañero, mi amante, mi universo, y con él se fue la Faith aventurera,
la pasional, la que no tenía miedo a nada.
World Now se convirtió en mi refugio, un lugar donde continuar
trabajando lejos de la primera línea de información, pero la revista requiere
un cambio y me he visto obligada a cambiar también.
Estoy en África, en la República
Centroafricana, destacada como corresponsal de guerra. Mi fotógrafo, Jacob
Allen, y yo debemos realizar varios reportajes acerca del conflicto bélico que
existe entre las facciones cristiana y musulmana. Van a ser tres meses intensos,
en medio de la locura que es ahora mismo Bangui, la capital del país. Las
fuerzas de seguridad de la ONU patrullan día y noche la zona para mantener el
orden, pero no es suficiente. A veces, las ráfagas de disparos se escuchan en
el silencio de la madrugada y acaban con cualquier pretensión de descanso.
No somos los únicos periodistas
en el lugar. El hotel Centro, donde nos hospedamos, está plagado de prensa
internacional. Hoy hemos conocido a uno de los corresponsales más polémicos y
atrevidos de los Estados Unidos: Mathew Parsons. En mi opinión, un idiota
pagado de sí mismo que se cree con más vidas que un gato. Pero este gatito no
es intocable. Hoy ha llegado herido al hotel y he sido testigo de que su sangre
es roja como la del resto de mortales y su vanidad tan grande como el Pacífico.
A la hora de la cena se ha
burlado de mí, de mi trabajo, de mi profesionalidad y me ha hecho quedar como
una niña tonta delante de otros compañeros. Además, me mira como si quisiera
desnudarme con los ojos y me pone tan nerviosa que acabo diciendo tonterías. No
voy a negar que el tipo es atractivo, que tiene un magnetismo brutal, pero si
cree que me derrito como una cualquiera es que es más engreído de lo que pensé
esta mañana.
No importa. No tengo intención de
seguirle la pista, ni creo que sea buena idea confraternizar con un hombre así.
No hay espacio en mi vida para problemas de ojos azules y mente sucia.
***
Llevo demasiado tiempo en este
país, y cuando digo demasiado es que empiezo a conocer el lugar y a sus
habitantes como la palma de mi mano. Si no fuera por el cometido que me retiene
ya habría volado lejos.
¿Qué versión de mí preferís leer?
¿La del Mathew Parsons súper hombre o la del Mathew Parsons súper corresponsal?
¿O ambas?
Bien, veamos lo básico. Soy un
periodista hecho a sí mismo. En estos momentos es el Post el que me paga el sueldo, pero mañana podría ser cualquier
otro medio interesado en conocer la cara más cruda de la guerra. No tengo
mujer, ni hijos —que yo sepa—, soy medio escocés y mi residencia está allí
donde quepa mi mochila. Soy directo, sincero y no me detengo ante nada ni ante
nadie. ¿Suficiente? Seguro que no.
Hace unos días me pasé de listo
en un encuentro con la milicia cristiana y me dieron un golpe que me costó tres
puntos en una ceja. A veces ocurren estas cosas, aunque es cierto que podía
haberlo evitado. No todo el mundo puede mantenerse impasible cuando ves como
matan a varios seres humanos delante de tus narices, por muy merecido que lo
tuvieran. Cuando estás en medio de un conflicto de guerra, la mente fría y la
boca cerrada son imprescindibles.
Pero, ¿sabéis qué? Ese día, pese
al dolor y el susto, me llevé algo bueno.
Ha llegado carne fresca a Bangui.
Un fotógrafo y una corresponsal de Seattle. En él no me fijé demasiado, la
verdad, pero ella… Uff, a simple vista es increíble. Desprende un jodido olor a
flores que me tiene salivando desde el primer momento que pisó la recepción del
hotel Centro. Ella me cogió la mano mientras me curaban la herida de la ceja y
os juro que pensé que estaba en el cielo. Un poco más tarde, a la hora de la
cena, comprobé que tiene un carácter infernal y una lengua viperina que ya me
gustaría controlar a mi manera. Cree que las cosas en la República
Centroafricana son tan sencillas como escribir un artículo sobre belleza
femenina y espero con ansias el momento en que se dé cuenta de que no es así.
Aquí imperan las tres efes: ni fácil, ni fiable, ni feliz.
Aun así, esa mujer ha conseguido
lo que otras no han podido: hacerme perder la paciencia. Tuve que reconocer
delante de otros compañeros de profesión que me había pasado al calificarla
como inexperta, y ahora voy a tener que pedirle disculpas y volver a oler ese
aroma que hace que me hierva la sangre. ¿Por qué demonios me pone nervioso
enfrentarme a esos ojos color miel?
Puede que sea porque llevo
demasiado tiempo aquí, sin sexo. O puede que sea algo más…
Una escena para abrir el apetito:
“Todavía no había tocado el suelo
cuando Mat la empujó dentro del vehículo y cerró la puerta tras de sí. Tenía
ganas de gresca, de acabar lo que había dejado a medias, de hacerle comprender
el riesgo que corrían si se pasaba de lista.
—Que quede clara una cosa,
Holland. —Llamarla por el apellido le permitía mantener a un lado la vorágine
de emociones que se despertaban cuando estaba tan cerca de ella—. No me gusta
tu manera de pensar, ni me gusta tu forma de trabajar. Quizá no seas la
periodista superficial que creí el primer día, pero ¡no tienes ni puta idea de
cómo funcionan las cosas en este país!
—Déjame salir del coche —demandó
con los dientes apretados y los puños preparados para golpearle en el rostro si
hacía falta.
—¡Cállate, maldita sea! No quiero
que vuelvas a abrir esa boca hasta que no salgamos del campamento. Estás aquí
gracias a mí, he sido yo el que ha accedido a que Jacob y tú vengáis a ver lo
que se hace en negociaciones como esta, lo mínimo que puedes hacer es callarte
de una jodida vez y seguir las indicaciones para que no te maten. Si veo que se
mueve uno solo de los pelos de tu coleta cuando estemos allí, seré yo quien te
meta un balazo en el culo. ¿He sido suficientemente explícito?
Un leve cabeceo fue cuanto le
concedió. Se estaba asfixiando, tenía que salir, no podía pensar. La cara le
ardía y la cabeza iba a estallarle. Con la respiración agitada y movimientos
torpes, emprendió una absurda huida por encima de las fornidas piernas de
Parsons, ante la estupefacta mirada de este, que no podía creer lo que ella
estaba haciendo. La rodilla le falló al intentar avanzar sin espacio y, de
pronto, se encontró sentada a horcajadas sobre él, con la mirada fija en unos
ojos en los que se encontró a sí misma, miel sobre azul, como la arena que
recibe las suaves caricias de un mar celoso.
Las manos de Mathew no pudieron
rechazar la oportunidad de tocarla de nuevo. Ansiosas, se posaron en la cintura
de aquella criatura, tan mística y divina como odiosa. La sorpresa del contacto
la hizo jadear y tan inesperada reacción por poco lo hace arder. Había algo que
necesitaba de ella, no sabía qué exactamente, pero ahí estaba, oculto tras un
rostro de ángel y un cuerpo para pecar, agazapado entre miradas de anhelo y
palabras hostiles. No era el momento, ni el lugar. La lógica tiraba del deseo y
apartaba pensamientos peligrosos, pero la batalla que se libraba en el reducido
espacio entre sus labios no entendía de frenos, ni de consecuencias
desastrosas. Solo con recorrer la distancia de un suspiro alcanzaría esa
suculenta boca que ella le ofrecía. Luego, ya habría tiempo para lo demás.
—¿Qué me estás haciendo? —musitó
Faith. Los labios de Mathew Parsons le habían llenado los sueños desde el
primer día que lo vio. Ahora que los tenía tan cerca le daba miedo besarlo y
despertar sin más.
Mat inhaló aire con violencia al
escucharla. Las manos abarcaron con posesión la cintura y, el deseo por
explorar más allá de la camiseta, despertó la erección bajo los pantalones; la
cercanía del pecho de ella lo hizo salivar y mover las caderas para aliviarse;
y el erótico gemido, que le llegó claro hasta los oídos, le dio el permiso que
le hacía falta.
Desde LecturAdictiva damos las gracias a Patricia A. Miller por la presentación.
Gracias a vosotras por este espacio y por confiar en mí una vez más. ¡¡Un beso enorme, chicas!!
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por participar! Un abrazo
EliminarYa es hora de que lea algo de esta autora. Me han hablado muy bien y creo que esta sería una buena opción para descubrirla.
ResponderEliminarTiene pinta de ser una historia movidita :d me gusta!
ResponderEliminarYo lei sólo 3 segundos y me encantó. Espero que me toque para poder disfrutarlo. Gracias por la reseña tiene buena pinta!!!
ResponderEliminarTengo que reconocer que aún no he leído nada de esta autora, pero esta sería una novela estupenda para empezar.
ResponderEliminarNo he leído nada de la autora pero este libro me llama mucho la atención. Además de que no paro de verlo en blogs, tiene un argumento muy interesante.
ResponderEliminarLa mejor escritora de novela romántica!
ResponderEliminarQue ganas de leer de nuevo a Patricia. Seguro q me encanta como todos los otros
ResponderEliminarHola. No conocía a la autora. El infierno en tus ojos parece el libro ideal para descubrirla. Gracias por la presentación tanto del libro como de la autora. Besos.
ResponderEliminarPinta genial!!
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminar"Solo 3 segundos" me gustó mucho, este pinta muy bien con esa ambientación tan especial.
Un beso
He leido prácticamente todo lo que ha escrito Patricia y tengo muchisimas ganas de leer este.
ResponderEliminarPues no he leído nada de esta autora pero este libro puede ser un buen comienzo, tiene un argumento y una ambientación original.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarUf, madre mía qué tensión!! Por la ambientación y por las chispas que saltan entre los protas... buenísima pinta!!
un beso
S
¡Hola!
ResponderEliminarNo conozco nada de la autora, y me encantaría descubrirla con esta novela si me toca jeje Que se ambiente en África ya me ha enamorado, y sabiendo cómo llega la protagonista y lo que le espera, provoca en mi mucha curiosidad.
Un saludo.
Quiero leerselo a mi churry Cesareo Planton Salguero
ResponderEliminarDesde luego, si que abre el apetito la escena y el personaje masculino! Me gusta mucho la sinopsis y el tema, tendremos que leer esta maravillosa historia, para enterarnos de como terminan estos dos temperamentos tan fuertes.
ResponderEliminarGracias por la presentación.
Me ha encantado esta historia, como todos lo que escribe Patricia y en esta ocasión ha sabido plasmar muy bien una realidad de la que no somos muy conscientes y de los peligros a los que se exponen los periodistas por informarnos. Un gran trabajo de documentación y unos personajes maravillosos, sin duda te engancha desde la primera páginas. Lo recomiendo sin duda alguna y, por cierto, participo en el sorteo que organizáis sobre el mismo, que ya no sé donde tengo que comentar jajaja Un saludo!
ResponderEliminarno he leido nada de esta escritora y por la sipnosis y la reseña la verdad es que me llama mucho la atención
ResponderEliminarNunca he leído a la autora y este libro me llama tanto la atención que me parece el ideal como mi primera lectura de esta escritora.
ResponderEliminarMe encanta que la prota sea periodista, tiene muy buena pinta :)
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