domingo, 22 de noviembre de 2015

El rincón del escritor: Javier Villena Carrillo nos presenta Arrugas que no levantan polvo

Ficha del libro
En la España de los sesenta, en Luque, un pueblo de la subbética cordobesa, dos jóvenes hasta ahora ajenos al resto del mundo tendrán que tomar la decisión más importante de sus vidas.
Heliana, de 17 años, nacida en el seno de una reputada familia, observa impotente cómo sus padres deciden por ella y la empujan sin compasión hacia un futuro perfecto para ellos pero colmado de imperfecciones para ella. Su felicidad sucumbe ante el poder, la política y, principalmente, su propia persona por el hecho de ser mujer.
Claudio es un chico de ciudad, en apariencia débil, turbado por su especial problema de comunicación y cuyo pasado se lo arrebató de cuajo una inesperada tragedia familiar que le obligará a vivir en Luque en casa de sus tíos. La convivencia con ellos y sus dos primos gemelos, Adrián y Martín, se verá enturbiada por las muchas preguntas que hasta entonces dormían olvidadas entre sus recuerdos y que sin embargo renacen empujadas por un misterio de dudas, intrigas y mentiras que pondrán su vida en peligro.

Todo cambia cuando esa magia que muchos llaman destino, en uno de sus caprichos, concierta una cita al azar y, sin más ayuda que el enigma del amor, consigue que la amistad que surge entre ambos se transforme en un juego de adultos y los dos protagonicen una historia de amor, pasión y sentimiento por la que tendrán que sacrificar lo que más desean.
Una historia que se llena de amor para vaciarse de todo.



Los personajes nos hablan de la novela:

Claudio

Llevaba una semana preocupado. El motivo era una carta que había recibido de una supuesta periodista española interesándose por mi vida. Al parecer, estaba escribiendo un artículo sobre el amor y los caprichos del destino para un periódico local y alguien le había contado mi historia. Tenía una letra claramente femenina: excesivamente grande, redondeada y con las palabras tan apelotonadas que tuve que leerla tres veces para enterarme bien. Llegaría a casa de un momento a otro. La noche anterior no pude dormir. Parecerá una tontería, pero tuve la sensación de que volvía atrás en el tiempo, y a pesar de que la madrugada avanzaba impasible, yo fui retrocediendo en ella hasta convertirme en ese niño inerme que perdió a sus padres con diecisiete años, y se vio obligado a trasladarse a un pueblo que no conocía de nada (Luque), con una familia también extraña.  
Me sentí de nuevo indefenso, asustado, tembloroso y de una en una fueron apareciendo esas mismas preguntas que me hacía de pequeño y que, una vez más, era incapaz de contestar. Mi garganta, como el resto de mi cuerpo, se encogió como cuando era pequeño, hacia dentro, empujada por esa misma presión que me acompañó durante toda mi niñez.
¿Qué vendría buscando esa periodista? ¿Cómo me había encontrado? Sería hospitalario con ella, pero por mucho que insistiese no iba a contestar ninguna pregunta.  
Mi vida sólo me pertenece a mí y a Heliana. Nada más pensar en ella mi corazón volvió a latir tan joven como el día que la vi por primera vez. Su hermano tropezó conmigo y los dos caímos al suelo de bruces. Nunca conseguí levantarme de aquella caída. Desde ese día me sumergí en un abismo tan lleno de sentimientos del que no he querido salir nunca para no sentirme solo. Sus ojos rasgados, grandes como claveles y castaños como la miel parecen mirarme todavía.

***

Heliana

Habían pasado más de cinco minutos desde que esa periodista salió de casa pero yo seguía en trance, con la cabeza apoyada en la puerta sin querer soltar el pomo. Algo me decía que nada más hacerlo me iba a arrepentir por haber hablado de mi vida con una extraña. No sé bien que había ocurrido. Me ofrecí a atenderla, pero a pesar de que tenía muy claro que no iba confesar nada, hubo algo en su forma de hablar y en el tono de su voz que me fue guiando de una pregunta a otra sin que me diese cuenta de lo que hacía.
Era incapaz de recordar en qué momento de la conversación pronuncié su nombre. Llevaba tantos años sin nombrar a Claudio que una sola vez me supo a poco. Como si estuviese loca comencé a repetir su nombre, una y otra vez. Al principio mentalmente, pero enseguida acerqué sus letras a mi boca y las busqué con mis labios. Mastiqué despacio cada sílaba y en vez de soltarlas de mi boca comencé a besarlas como si fuesen su carne. Como aquella primera vez noté como esfervecían  mis labios y en vez de sostener el pomo me agarré a su cuerpo, tan nerviosa como aquel día. Mis padres me esperaban en casa y todavía no era consciente de lo que ese beso iba a significar. A partir de ese momento mi vida se convertiría en una infierno, tan ardiente como el amor pero tan devastador como el mismo diablo. Con la inocencia de una niña y la candidez del primer beso me acerqué a su boca, y una vez más, al contacto con su piel, la mía se derritió como si hubiese besado al mismo sol.


Una escena que abra el apetito:


―Este pasadizo te llevará hasta el peñón. Una vez que salga el sol no habrá marcha atrás. Recuerda esto siempre: la pasión es como una lumbre. Al principio arde con una fuerza devastadora y en segundos destruye la leña más recia. Pero el tiempo doblega esta energía y debilita el calor de sus llamas. Esta etapa será la más larga y en ella solo quedarán ascuas que apenas abrasen. Lo que sientes ahora también formará parte algún día de esas ascuas. ¿Estás segura de que quieres seguir adelante?

Le contesté con un beso. No tenía tiempo para pensar. La abracé por última vez y me arrastré hacia el interior de aquel pasadizo.

Ante mí se abría un túnel de piedra, oscuro y frío como mi madre. Caminé por instinto, como un animal salvaje y enjaulado al que le abren la puerta. Aunque la luz de la vela no avanzaba mucho más que yo, saber que pronto llegaría al final del túnel me animó a seguir adelante. 

Me alejaba de casa y me acercaba a él. Ese fue el único pensamiento que me acompañó durante aquella carrera. Apenas veía el suelo, pero sabía que estaba húmedo. A cada paso escuchaba el chapoteo de mis pies en los charcos que pisaba. El olor era insoportable, como si estuviese en una cloaca. Sentí claustrofobia, pero ni un solo instante dudé en deshacer mis pasos. Tenía que llegar hasta él. Durante los últimos metros el camino se iba estrechando, hasta que de pronto me encontré frente a un muro de roca. Había llegado al final del túnel. Miré hacia el techo y al alcance de mi mano divisé una pequeña puerta de acero. De puntillas me impulsé con todas mis fuerzas. No opuso mucha resistencia y al primer intento conseguí levantarla. Volví a impulsarla hasta apartarla de mi camino y apoyándome con los brazos en el exterior salté hacia fuera.

Respiré una bocanada de aire limpio. Aire libre como yo. El resplandor de un rayo iluminó el horizonte y supe que estaba junto al aljibe, detrás del castillo. Claudio me estaría esperando al otro lado. Me incorporé y corrí en su busca. Ni siquiera cogí la vela. No tenía tiempo. Tampoco me di cuenta de lo que llovía hasta que llegué al lugar donde habíamos quedado y me paré junto al mismo peñón que durante años fue mi único confidente. Hoy era distinto. El secreto que le mostraba era el pecado más grande que jamás había cometido.

Desde LecturAdictiva damos las gracias a Javier Villena por la presentación.



20 comentarios:

  1. Muy interesante.
    Gracias al autor y como siempre a lecturadictiva.

    ResponderEliminar
  2. He conocido el libro y el autor por vosotras. ¡Gracias!

    ResponderEliminar
  3. parece interesante, lo apunto a la lista

    ResponderEliminar
  4. Me gusta el argumento. Es posible que caiga.

    ResponderEliminar
  5. Ya desde que estuve en una presentación, en el Café de las Amantes Literarias en Málaga, llamó éste libro mi atención. Se ve una historia con mucho sentimiento.
    Gracias por recordarmelo.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  6. Nunca he leído nada de este autor y parece que promete.

    ResponderEliminar
  7. El argumento tiene muy buena pinta. No conozco nada del autor así que me lo apunto para leerlo y así descubrirlo.

    ResponderEliminar
  8. Vi una de sus presentaciones y, desde entonces, estoy deseando poder leer esta novela. ¡Tiene una pinta estupenda!

    ResponderEliminar
  9. El argumento pinta muy bien anotado para leerlo

    ResponderEliminar
  10. Buenaaas! Pues no me importaría mucho leelo si cae en mis manos ^^
    <3

    ResponderEliminar
  11. No conocía ni el autor, ni el libro, pero no pinta nada mal. Dan ganas de saber más de esa relación.

    ResponderEliminar
  12. No conocía ni el libro ni el autor, pero vaya... me ha dejado sorprendida y tengo ganas de adentrarme en esta historia!

    ResponderEliminar
  13. no conocia al autor ni al libro pero tiene una pinta genial

    ResponderEliminar
  14. No conocía nada de nada, pero me llama muchísimo la atención

    ResponderEliminar
  15. No conocía el libro, pero tiene buena pinta.
    Un beso

    ResponderEliminar
  16. Esta novela no la conocía pero el argumento me llama mucho la atención. La escena descrita te deja con ganas de más ;)

    ResponderEliminar
  17. Esta novela no la conocía pero el argumento me llama mucho la atención. La escena descrita te deja con ganas de más ;)

    ResponderEliminar
  18. Uff, este libro rebosa pasión. Me parece interesante porque es un amor de esos casi imposibles de la época en la que en los pueblos mucha gente se casaba con otros por dinero, herencias, etc. Y de ahí surgían estos amores clandestinos que a mí me encantan, porque nunca se sabe cómo va a acabará la historia o si volverán a verse al cabo de los años. Espero poder leerlo.

    ResponderEliminar
  19. No conocía al autor ni la novela, pero la descripción que haceis de ella me ha parecido muy interesante. Me ha intrigado bastante.

    ResponderEliminar