lunes, 1 de junio de 2015

Entrevistamos a Ángeles Ibirika


Ángeles Ibirika nació en Ugao-Miraballes, un pequeño pueblo cercano a Bilbao y vive en el campo en compañía de su esposo, sus dos hijos y sus perros. Siempre ha trabajado rodeada de libros; en una editorial o regentando su propia librería. Hace pocos años resurgió su inquietud por escribir, cambiando las poesías de su juventud por novelas cargadas de sentimientos. La propia Ángeles dice: «Mi gran reto es emocionar y conquistar la complicidad del lector. Conseguir que se sienta tan unido a los personajes que tras meses de haber cerrado el libro se pregunte qué habrá sido de ellos tras superar tantas calamidades.» Es autora de Entre sueños (2010), galardonada como Mejor debut romántico en El Rincón Romántico y con el Premio Romántica’S como mejor autora revelación española; y Antes y después de odiarte (2011), con la que ganó dos premios Dama. En los sellos Booket ha publicado Donde siempre es otoño y Días de lluvia. 
Después de dos largos años por fin veremos su nueva novela: Un refugio en Katmandú, publicada con el sello Planeta. 
No os perdáis esta entrevista, que además de conocer un poco más a la autora, podréis descubrir cosas sobre su nueva novela que verá la luz el 2 de junio de 2015.
Podéis obtener más información acerca de ella y sus libros pinchando aquí.

Háblanos un poco sobre ti:
—¿Nos podrías contar algún recuerdo o anécdota de tu infancia relacionada con los libros?
Anécdotas hay muchas. Recuerdos también. Hay uno que me relaja mucho. Yo, leyendo bajo un árbol, a la orilla del río.  Vivíamos en el campo, y me gustaba alejarme con un libro, sentarme en la hierba y dejar pasar el tiempo metiéndome en la historia.

—¿Tienes alguna otra afición?
En realidad tengo muchas. Me encanta la fotografía, la jardinería, todo tipo de trabajos manuales. He pintado cuadros, he tapizado muebles, he construido  maquetas enormes para scalextric o warhammer con montañas, bosques, lagos, castillos, aldeas de preciosas casas medievales… Tengo un problemilla, y es que con cada cosa que veo y me gusta pienso, “si esto lo ha hecho alguien, también puedo hacerlo yo”, y me lanzo sin pensarlo dos veces (risas).

—¿Cómo descubriste la novela romántica?
Tuve una librería durante 8 años. Entonces descubrí las pequeñas historias de amor como Arlequín, Jazmín. Me gustaban porque eran cortas y fáciles de leer en breves ratos libres. Fue mucho después cuando, buscando en Internet el modo de registrar mis propias historias, me encontré con la Web de Autoras en la sombra. Allí descubrí las grandes novelas del género romántico.

—¿Cuáles son tus autores favoritos y qué influencia han tenido en ti?
Si te refieres a género romántico, mi favorita es  Lavyrle Spencer. Influencia, ninguna de la que yo sea consciente. Aunque imagino que es inevitable quedarse con esencias de lo que vamos leyendo, más aún cuando lo disfrutamos.

—¿Cuál es tu libro romántico favorito?
Maravilla, de  Lavyrle Spencer. Resulta fascinante cómo una historia sencilla, contada además con sencillez, puede convertirse en algo tan mágico que provoca tantas sensaciones.

Hablemos sobre tus comienzos:

—¿Cuándo decidiste escribir y por qué elegiste el género romántico?
Siempre he escrito. Primero fueron poesías, y más adelante novelas. Estaban en mi cabeza y decidí escribirlas para compartirlas y comentarlas con amigas. Fue una experiencia muy divertida y enriquecedora. Tratar de contentarlas a todas me enseñó mucho.

—¿Qué sentiste cuando te dijeron que iban a publicarte?
Sorpresa, incredulidad. La emoción llegó después, cuando asumí que era cierto; que alguien estaba lo bastante loco como para publicarme (risas)

—¿Te costó mucho publicar tu primer libro? Cuéntanos como fue el proceso.
Lo cierto es que fue sencillo. Cuando terminé de escribir Entre sueños pensé en crearme un blog desde el que pudiera descargarse la novela quien quisiera. Pero el escritor José de la Rosa me aconsejó que esperara. Que para eso ya tendría tiempo. Que primero presentara la novela a editoriales. Lo pensé durante meses, hasta que finalmente probé con las editoriales que me gustaban y funcionó. Ediciones B me respondió con un sí, y poco después otra de las editoriales me propuso publicarme. Fue todo muy rápido. Conseguí el sueño sin haber tenido tiempo a soñarlo.

Independientemente de las ideas que puedan surgir a la hora de escribir y que las historias las escribas con el corazón, nos gustaría saber si te has formado de alguna manera.
Inicialmente escribía para compartir las historias con amigas en Internet. Ya había compartido 6 o 7 cuando me enteré de que comenzaba un taller de escritura romántica, y pensé que, ya que iba a seguir escribiendo, podía hacer ese taller para descubrir qué cosas hacía mal y cambiarlas. Mi sorpresa llegó cuando el profesor, José de la Rosa, leyó unas escenas de la última novela que había escrito y me dijo que no hacía nada mal. Me felicitó. Reconozco que eso fue lo más importante que conseguí en el taller, y que me hacía falta. Seguridad en mí misma y en lo que estaba haciendo.

Hablemos de tu trabajo como escritora:

—¿En qué momento del día escribes? ¿Cómo te organizas?
Escribo por las mañanas, en cuanto me despierto, y lo hago a mano. Las tardes las dedico a pasarlo todo a Word. Lo de organizarme ya es otra cuestión. Hay veces que puedo escribir durante todo el día y otras que no tengo tiempo ni de coger un papel y un lapicero para hacer la lista de la compra (risas).

—¿Cómo te documentas?
Internet es un magnífico medio de documentación, aunque después siempre hay que confirmar cada dato. Por eso siempre que puedo voy a las fuentes. Eso es algo que parece complicado pero que es muy sencillo, porque la gente es muy amable. En cuanto les cuentas que te documentas para escribir una novela se ponen a tu disposición para cualquier cosa que necesites.

—¿Nos podrías describir el lugar de trabajo?
¿El de las mañanas o el de las tardes? (risas). Por las mañanas escribo en el escritorio de mi habitación. Es muy grande y está junto a la ventana, por la que puedo ver y oler la naturaleza, además de oír el sonido del riachuelo. Por las tardes es una habitación pequeña llena de baldas repletas de libros y dos mesas con ordenadores. El techo es inclinado y la luz llega desde el cielo, a través de una velux.

—¿Cuánto tiempo aproximadamente tardas en escribir una historia? ¿La editorial te marca alguna pauta?
Mis cuatro primeras novelas publicadas las escribí en un año. La que está a punto de publicarse me ha llevado dos, y los motivos han sido unos cuantos y variados. Los primeros, que lleva muchísima documentación y que quería mimarla especialmente. En cuanto a la editorial, no me marca ni fechas ni ninguna otra cosa. Escribo lo que quiero y a mi ritmo.

—¿Cuáles son las principales dificultades con las que te encuentras cuando escribes un libro?
Solo una. El tiempo. El tiempo que debo robar a mi gente, a mis perros, a mis lecturas… A la vida. El resto se soluciona con constancia y trabajo.

—¿Qué escena dirías que ha sido más difícil escribir y por qué?
Ninguna ha engendrado más dificultad que las demás. Lo que sí me ocurre, a veces, es que una escena no me queda como esperaba. Al leerla veo que he contado lo que quería contar, pero que no tiene magia, que no emociona. Entonces la elimino y espero uno o dos días para escribirla de nuevo, porque cuando trato de hacerlo seguido puedo llegar a bloquearme.

—De todas tus novelas, ¿con cuál te quedarías y por qué?
Eso es algo imposible de responder. Cada una de ellas tiene algo especial que para mí la hace única. No puedo elegir una.

—¿En quién te inspiras a la hora de escribir una historia de amor?
No suelo inspirarme en nadie. Los personajes nacen y crecen en mi imaginación. Aunque, a veces, terminada la historia descubro en ellos a alguien que conozco. Por ejemplo Jon, de Entre sueños, tiene muchísimo de mi hijo Aitor. Y, según mi hija, Beatriz soy yo (risas).

—¿Está satisfecha con todos sus libros, o te hubiera gustado perfilar de otra forma algún personaje, o hacer cambios?
Algo que para mí ha sido primordial desde el principio, es que quiero sentirme orgullosa de cada novela. Por eso nunca tengo prisa por terminarlas; les dedico todo el tiempo que cada historia necesita.  Así que, no. No cambiaría nada de ninguna de ellas.

Hasta ahora todo lo que has publicado ha sido contemporáneo, ¿te has planteado escribir histórico? ¿Y otro género que no sea romántica?
Sí, alguna vez me he planteado escribir histórica. De hecho, la primera novela que escribí y compartí con amigas lo era. Sobre género que no sea romántico, ya lo hago. Mis dos últimas novelas publicadas son historias de amor pero no de género romántico.

Tras ver publicada tu primera novela ¿es más fácil la publicación de las siguientes o implica mucha más presión?
Ninguna presión. Siempre he escrito lo que he sentido en cada momento. Aunque, cuando han estado a punto de salir a las librerías sí que me he preguntado que si gustarían a alguien además de a mí, y he cruzado los veinte dedos (risas).

Danos tu opinión:

A día de hoy el género erótico se ha puesto de moda, ¿qué opinas sobre la cantidad de publicaciones sobre éste género? ¿Es necesario tanto sexo para escribir una buena novela?
En mi forma de contar las historias no es necesario, incluso estarían de más esas largas escenas descritas a veces como manuales del Kama Sutra. Prefiero la emoción que antecede a ese momento en el que tienen relaciones sexuales y las que sienten en el momento mismo. Y, por supuesto, que eso tenga un peso en el avance de la historia y no acostarlos porque cada 20 páginas toca un poco de sexo para no aburrir. Pero entiendo que en una novela erótica son imprescindibles, o no sería erótica.

—¿Qué opinas acerca de Amazón y la gran acogida que están teniendo los autores autopublicados?
Desgraciadamente tengo muy poco tiempo para leer y una larguísima lista de novelas en espera, con lo que todavía no he llegado a Amazon. Pero, aun dentro de mi desconocimiento en este tema, creo que es muy bueno que los autores tengamos puertas abiertas para mostrar lo que hacemos. Hay grandísimos escritores por descubrir.

—¿Qué opinas sobre los autores masculinos de novela romántica? ¿Has leído alguno? ¿Crees que los hombres están preparados para escribir este género?
No creo que haya diferencia entre hombres y mujeres a la hora de escribir una historia de amor. La sensibilidad no es exclusiva de ningún sexo concreto. He leído preciosas novelas de amor firmadas por hombres, igual que he leído pésimas firmadas por mujeres.

Hablemos sobre tu próximo libro:

—¿Nos puedes adelantar algo? ¿Hay fecha de publicación?
Esta vez me he tomado mi tiempo y la he cocinado a fuego muy lento, pero el 2 de junio estará ya en las librerías.

—¿Cuál será el título?
Un refugio en Katmandú. Un título que tiene mucho que ver con lo que encontraremos entre sus páginas.

—¿Qué personajes hay y cómo son?
Tenemos unos cuantos personajes occidentales, como Matthew y Claudia, que a pesar de venir de mundos diferentes acabarán enamorándose. Y también nepalíes entrañables, como el joven Bhim, conductor de rickshaw, que es la lealtad personificada. O la pequeña Maya, a la que Claudia y su amiga Ruth encontraron en la calle, durmiendo en el interior de una caja de cartón.

—¿Cómo te inspiraste para escribirla?
 La historia, como las demás, dejando que un acontecimiento llevara al siguiente, igual que ocurre en la vida real. La ambientación, contando con la experiencia de gente que ha estado en Katmandú como voluntarios, ayudando y viviendo como nepalíes. Hay cosas que solo alguien que haya vivido allí puede transmitirte.

—¿Por qué elegiste Katmandú para este libro?
La culpable fue mi hija y mi obsesión por cuidarla (risas). Ella es médica. Durante la carrera preparó, con dos amigas de Universidad, un viaje a Katmandú como voluntarias. Yo me puse a buscar en Internet para comprobar si Nepal era un país seguro, si iba a regresar a casa sana y salva… Y me enamoré de Katmandú, de sus montañas, de sus gentes. Entonces decidí que escribiría una historia sobre una mujer parecida a mi hija, aunque, siguiendo mi costumbre, he contado la historia del hombre que se enamora de ella.

—¿Y  la época en que se desarrolla la historia?
La época es actual. Actual en un país milenario y mágico. Una mezcla que resulta fascinante. A mí me hechizó mientras me documentaba y volvió a hacerlo mientras la escribía.

—¿Qué encontrará el lector en Un refugio en Katmandú?
Muchas y diferentes cosas. Una preciosa y difícil historia de amor entre Claudia, una doctora vasca entregada a los demás, y Matthew, un famoso jugador de béisbol. Intriga, pues desde el inicio Matthew oculta a todos su verdadera identidad y el oscuro motivo que le ha llevado a Katmandú. También está la fascinación de un país único, con sus calles milenarias, sus templos, sus costumbres o su gastronomía. La vida rural de los tamang en el techo del mundo. El asombroso y necesario mundo de la cooperación…

—¿Puedes compartir alguna escena con nosotras?
Puedo, pero una que sea pequeñita para que no descubra mucho (risas).

Es una escena en la que Claudia observa a Matthew desde la ventana de la casa de acogida. Él está en el descampado, viendo a su amigo y a otros chicos jugar al béisbol.


—¿Qué hace ahí? —preguntó Claudia arrimada a la ventana.
Había pasado uno de aquellos días infernales, de largas operaciones a vida o muerte después de haber estado durante toda la noche atendiendo urgencias. Horas y horas de vigilia y estrés de los que se recuperaría con una cena temprana y una noche de sueño. El agotamiento se le notaba en los ojos, en la voz. Las veces en las que sus esfuerzos habían sido inútiles se le notaba también en al alma. Porque las horas de trabajo interminable no importaban, y que a veces no fuera a dormir a casa en dos días tampoco. Importaban tan solo los resultados, y los de esa jornada eterna no habían sido todo lo buenos que había esperado.
Ruth no necesitó acercarse a la ventana al oír su pregunta. Ni siquiera se molestó en levantar la vista del montón de facturas para mirarla a ella.
—Lo mismo de los últimos atardeceres. Verlos jugar al béisbol. Y eso es lo más cerca de la casa que últimamente se le puede ver durante casi todo el día.
Claudia no se movió. Desde allí tenía una buena visión del perfil de Matthew, atento al juego.
—¿Tú crees que le gusta ayudar aquí?
—¿No van las cosas bien con él?
La pregunta le hizo sonreír allí, pegada al cristal, contemplando lo guapo que estaba con aquellas ropas claras y flojas en las que desaparecían los bien trabajados músculos que era evidente que tenía.
—¡Qué tonterías preguntas! —exclamó con suavidad pero enojada consigo misma—. Es aquí donde deber ir bien. ¿Da clases, hace los trabajos que le pides, cumple con sus tareas? —Ruth asintió a pesar de que acababa de repetirle que apenas paraba por la casa—. Pues entonces todo está bien con él.
—Estás irritable.
Se lo reprochó con una sonrisa comprensiva que ella ignoró a la vez que se apartaba de la ventana. No era irritación lo que sentía. O tal vez sí, pero en todo caso sería irritación consigo misma porque no dejaba de pensar en él. Ni de día ni de noche, ni dormida ni despierta. De todos los hombres que conocía en aquella ciudad, él debía ser el único del que jamás debió enamorarse. El único que le destrozaría el corazón cuando decidiera marcharse para no volver.
—Solo estoy cansada. Ya lo sabes.
—¿Y vas a viajar a Namrhun?
—Me vendrá bien. Aquello quita el estrés, y respirar aire puro me limpiará los pulmones del polvo y la polución de los últimos meses.
—¿Se lo has comentado al americano? ¿Le has dicho que te vas?
—¿Para qué? Seguramente se marche antes que yo.
—Será porque tú quieres —la oyó murmurar mientras la veía enfrascarse de nuevo en las facturas que les asfixiaban buscando el modo de comprar dos viejas cocinas de gas para las dos últimas familias que habían incluido en sus planes de mejora—. Porque él ni siquiera sabe a dónde irá después de esto. Demasiadas cosas que no le dejan dormir. Ha perdido su trabajo...
—¿A qué te refieres?
Ruth levantó la cabeza y abrió mucho los ojos, expresando sorpresa.
—¿No te lo ha contado?

***

Esperamos que próximamente participes en El rincón del escritor, donde podrás presentar tu novela a través de los personajes. Nos gustaría darte una vez más las gracias por compartir tu tiempo con nosotras. 

Gracias por la invitación. No dudes que haré todo lo posible por participar. Un abrazo grandote, grandote.



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2 comentarios:

  1. muchas gracias, me ha encantado, no conocia mucho a esta autora pero estoy deseando leer su libro.
    gracias por esta pedazo de entrevista

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  2. Muchísimas gracias por esta entrevista. Me ha gustado mucho a pesar de que Ángeles no se ha querido mojar jajajajajajajaja.

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