domingo, 5 de noviembre de 2017

El rincón del escritor: Noelia Medina nos presenta Aitor

¡Hola a todo aquel que está leyendo esto! 
Mi nombre es Noelia y soy escritora de género romántico, sin importarme los palos a tocar; suspense, comedia, educación… Cualquiera es bueno si contiene una verdadera historia de amor. 
Os invito a pasar a mi mundo, en este caso al de Aitor, mi trabajo más reciente, mi niño mimado. 
¡Espero que te enamores de él tanto como lo estoy yo!
Un besazo enorme,
Noelia Medina.

Sinopsis

Daniela ya no está enamorada de Aitor.
Se ha convertido en la mujer adulta y responsable que hace unos años se retiró de aquel chico problemático por el que bebía los vientos, y ha encontrado a alguien que realmente le hace feliz, alejada de movidas innecesarias.
Ya puede verlo por la calle sin que su pecho se acelere hasta tal punto de pensar desfallecer.
Hasta que, años después y por caprichos del destino, se encuentran de manera casual y Daniela deja de creer en todo aquello de lo que, con tanto esfuerzo, quiso convencerse día tras día.
Aitor ya no es aquel chico difícil y enigmático que ella creía conocer; ahora es peor, mucho peor.
Un reencuentro, recuerdos, acción, la obligación de salvar el mundo, un Comando y mucho amor
te acompañarán a lo largo de esta intensa novela.



Los personajes nos hablan de la novela:

Soy Aitor. 
Un chico de veintiséis años que sobrevive de lo que la calle le otorga; peleas ilegales, robos, palizas concertadas, trabajos sucios de la policía… Y soy feliz con ello, o al menos creía serlo antes de que apareciera Dani. La perfecta Daniela de ojos verdes, celestes y amarillos. La del flequillo recto y sonrisa alegravida. La que lee por horas haciendo muecas extrañas que no entiendo. La que siempre tiene la última palabra.
A la que dejé marchar, llevándoselo todo. 
La que, cinco años después, en las peores circunstancias, apareció de nuevo en mi vida, reviviéndome un poco. 
Y ahí lo supe, era mi momento, mi última oportunidad. Costara lo que costase; mía. 

***

Mi nombre es Daniela y tengo veinte años.
¿Que quién es Aitor? 
Aitor es un chico malo que solo lo aparenta subido a lomos de su gran moto, mientras el humo de su cigarro ondea al aire. Moreno, de ojos castaños rasgados que se achican mucho más cuando sonríe, creando unas arruguitas a su alrededor que no corresponden a su corta edad. De sonrisa ladeada y corazón abierto, pues no le importa gritar a los cuatro vientos lo que siente por mí. Adicto al café solo, al azúcar y a mí. 
Quien me lo dio absolutamente todo para, de buenas a primeras, dejarme sin nada. 
Quien, cinco años atrás, apareció sobre su moto casualmente una noche solitaria para salvarme y, ahora, cinco años después, vuelve a aparecer de manera casual también, pero esta vez lo hace con el rostro cubierto por un pasamontañas y una pistola en la mano. 

Una escena para abrir el apetito:

—Daniela —me llamó con la voz agitada—, me voy. 
Detuve mi paso, frenando en seco, manteniéndome de espaldas a él. Sus palabras me hicieron abrir los ojos demasiado, como si hubiera chocado con el tronco de un árbol cercano. 
—¿Qué has dicho? 
—Que me voy. Me voy mañana. 
Me giré a mirarle y me topé con unos ojos que cargaban preocupación. Una preocupación que no pude deducir más allá de su vista cansada y su aspecto vencido. 
Se iba y, aunque ya me había avisado de aquello cuando llegamos el primer día a la cabaña y sabía con certeza que ocurriría, no había sido tan real hasta aquel momento en el que lo dijo con firmeza y propiedad, destruyéndome completamente. No sabía por qué realmente, pero no quería que se marchara. Al menos no tan pronto. Pensar que de nuevo aparecía para irse… me encogió el estómago. 
—Pero… pero tu herida está mal, no puedes irte así. 
—Lo haré igualmente, Dani, no puedo pasar más tiempo aquí, corro peligro. 
—Pero no has sabido nada más de Sultana y no creo que te esté buscando. Apareció en todos los medios de comunicación que la rehén había sido encontrada, yo misma me encargué de dejar claro que había vuelto a casa. Además, estás bien escondido, ¿cómo van a dar contigo aquí? No creo que corras demasiado peligro. 
Me observó con rostro serio, con los brazos vencidos y los hombros relajados. Tragó saliva, miró al suelo de reojo y después de nuevo a mí, fijamente, como quien duda si hablar o no. Si lo que va a decir es realmente correcto. 
—No es a ese tipo de peligro al que temo. 
Callé, incapaz de preguntar si yo era el peligro al que realmente tenía miedo, y me obligué a cerrar los ojos para seguir oyéndole sin desviar mis pensamientos.

Desde LecturAdictiva damos las gracias a Noelia Medina por la presentación.

2 comentarios:

  1. Tiene muy buena pinta con ganas de leerlo así que me lo apunto para cuando pueda comprarlo :)

    ResponderEliminar
  2. ¡Hola! Este me lo compré en un impulso, espero haber acertado. Muy pronto saldré de dudas.

    Un saludo

    ResponderEliminar