domingo, 29 de octubre de 2017

El rincón del escritor: Ángela Drei nos presenta Cuando acabe el invierno

La historia de Marie está llena de esperanza. A veces la vida puede ser un verdadero asco, la gente que nos rodea hacer que parezcamos una pequeña y triste piedra del camino, pero hay que saber mirar adelante, alejarse de lo malo y, sobre todo, hay que saber agarrar bien fuerte lo bueno cuando lo tenemos delante. Y así Marie descubre que su corazón es capaz de latir de nuevo gracias a un maravilloso café con canela que prepara Álex.
Pero esta no es solo una historia de amor. O al menos de un solo tipo de amor. La familia, los hermanos, son muy importantes, y ellos precisamente van a acompañar a los protagonistas en este camino.

Sinopsis

¿Cuánto dura un invierno? El corazón de Marie ha vivido atrapado durante mucho tiempo. Con miedo, casi sin fuerzas, lucha por escapar de todos los que han destrozado sus ilusiones y decide comenzar una nueva vida.

Álex ha conseguido enterrar su pasado en lo profundo de su corazón. Cada día sirve el desayuno a muchas mujeres, siempre oculto tras una sonrisa perfecta. Hasta que un día llega a su cafetería una chica con gafas oscuras y un gran bolso azul.

¿Puede algo tan sencillo como un café curar las heridas? Marie tiene que ser valiente para ser libre, y quizá con un poquito de canela consiga volver a sonreír.



Los personajes nos hablan de la novela:

Soy Alberto, el hermano de Álex. Es un tío estupendo y prepara el mejor café del mundo. También hace unas galletas de chocolate buenísimas. Lo ha pasado mal, pero es un tío fuerte. Espero ser como él algún día.
Estos días está muy raro. Es por esa chica, esa que se sienta junto a la ventana. Creo que le gusta, pero no le digáis nada.
Espero que esta vez sea la buena y le ayude, porque él lo ha pasado fatal ¿sabéis? Merece estar enamorado y que le quieran.
¿Yo? No necesito nada, en serio. Solo quiero que Álex esté bien.

***

Hola, soy Luis, el hermano de Marie. Estoy preocupado por ella. Ha estado fatal. Es culpa del gilipollas ese de Jonás. Espero que no vuelva con él.
Está triste y no sé qué hacer para ayudarla. El otro día me dio un susto de muerte, pero todo terminó bien. Me contó una historia de un tío que le preparó café...
Espero que la trate bien. Se lo merece. Ella es especial. Y no lo digo porque sea su hermano.
Marie es especial.

***

Me llamo Álex. No sé qué contar... a ver, me gusta nadar. Todas las mañanas voy a la piscina. Nadar me calma. Esa sensación de flotar, sin pensar, solo un brazo tras otro. Me da fuerzas para seguir cada día.
También me gusta montar en moto. Tengo una Vespa. Es especial y preciosa.
Dicen que preparo un buen café. Sé que es verdad. También me gusta cocinar, sobre todo postres.
Y eso es todo. No hay más que contar de mí. Tengo a mi hermano Alberto, le quiero un montón, pero a veces me dan ganas de estrangularlo.

Una escena para abrir el apetito:

Marie dejó escapar el aire cuando él se alejó y guardó el maldito teléfono en su bolso. No pensaba volver a cogerlo hasta que no estuviera en su casa a solas. No hacía falta que se pusiera en ridículo delante de toda la ciudad.

La taza de café fue depositada sobre la mesa con un par de servilletitas dobladas en triángulos, y entonces vio el dibujo. Sorprendida, levantó la vista. Allí estaba todavía el camarero como si aún no hubiera terminado su trabajo.

—Te he traído unas galletas de chocolate. Espero que te gusten —dijo, con un guiño cómplice, y añadió justo antes de regresar a su trabajo—: Si necesitas algo más, llámame.

¿Si necesitaba algo más? Marie estaba inmóvil observando su taza de café. En la superficie blanca y esponjosa de la nata había dibujada una sonrisa y además estaba aquel platito con un puñado de galletas con trocitos de chocolate.

Claro que necesitaba algo más. Necesitaba decirle que había pasado mucho tiempo desde la última vez que habían hecho algo tan bonito por ella, quería preguntarle cómo era posible que un desconocido la hiciera sentir bien cuando su propia pareja, con la que había estado varios años, solo la hacía llorar y sentirse una miserable estúpida, tan miserable y tan estúpida que él había necesitado buscar a otras mujeres mientras estaba con ella. 

Desde LecturAdictiva damos las gracias a Ángela Drei por la presentación.

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