jueves, 20 de octubre de 2016

Rompiendo las reglas, María Martínez

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Rompiendo las reglas, María Martínez

Editorial:  Titania / 16 mayo 2016 ISBN: 9788416327188 Papel: 16,50 € Páginas: 416
Género: New Adult
Serie: 2º Cruzando los límites

«El amor te destruye, te rompe en mil pedazos que nadie puede recomponer... Nadie salvo tú.»

Tyler es sexy, inteligente y seguro de sí mismo. Cabreado con el mundo, su carácter es impredecible. Los tatuajes de su cuerpo son el recuerdo constante de todo lo que ha perdido, de los errores que jamás podrá perdonarse y de los deseos que nunca logrará cumplir. Ha aprendido del peor modo posible que amar significa sufrir, y que el único modo de sobrevivir es regirse por sus propias reglas.

Cassie es lista y divertida, un poco cínica, y no le importa lo que los demás piensen de ella. Sabe cuáles son prioridades, sus expectativas, y tiene muy claro la clase de vida que quiere vivir. Pero bajo esa apariencia de seguridad y control, se esconde un corazón roto y asustado que intenta proteger a toda costa.

Han pasado casi dos años desde que Tyler y Cassie se vieron por última vez. Ninguno está preparado para el reencuentro, para aceptar que la atracción que una vez sintieron sigue ahí, bajo la piel, imposible de ignorar. Enamorarse sin remedio parece inevitable; pero, a veces, el amor no es suficiente.


Hay historias que tienes la certeza de que te van a encantar. Otras que te llaman la atención y aumentan tus expectativas. Las hay que te hacen abandonar. También las que están llenas de topicazos… Las que cumplen con varios de estos puntos, las que no,… Definitivamente, lo que está claro es que cada libro es un mundo y cada persona un planeta distinto. El mundo está lleno de percepciones personales.

¿Y cuál es la mía respecto a “Rompiendo las reglas”? Digamos que se enmarca dentro del primer punto (sabía que me iba a encantar) y el cuarto (puede que tenga varios tópicos). Pero yo quiero magnificarlo aún más, ponerlo en uno de los lugares más altos y merecidos, y decir que no sólo me ha encantado, sino que me ha enamorado. Ha licuado mis neuronas, absorbiéndome en el tiempo y llevándome lejos de cualquier lugar físico en el que lo leía.

Me fascina encontrarme con historias que son capaces de lograr esto, de hacer que olvides dónde estás porque lo único que ves a tu alrededor es el paisaje detallado en las palabras que figuran ante tus ojos. Estás tan metida en la trama que el libro desaparece y lo que tienes en frente es el propio o la propia protagonista, o ambos, para que engañarnos, que es una historia de amor. No estás leyendo, estás sintiendo.

Tyler y Cassie han estado ahí, permanentemente, dos personas de carne y hueso, que se movían, desprendiendo sentimientos, chispeando mala leche, lanzándose dardos llenos de picardía, escondiendo miedos, riendo, sufriendo, llorando, batallando. Amor, pasión, excitación, amistad, ternura, generosidad, sinceridad, espontaneidad,… tantas palabras para describir la de fibras que puede tocar este libro. No hay las suficientes que se me ocurran para definirlo.

Él, Ty, un bombón de chocolate, y no por su físico (que también). Tierno por dentro, duro por fuera. Aquí viene el primer tópico. Un hombre con coraza que esconde mucho en su interior y que para nada busca enamorarse. No se lo merece, según él. Pero, amigo, es imposible. Imposible no enamorarse e imposible no hacerlo de ti. Porque a pesar de ser un tópico como una casa de grande, hay que sentirlo para entender que los tópicos no siempre son malos y aburridos y que éste es uno de ellos. Con un carácter voluble, seguro de sí mismo aunque indeciso en el fondo, con un carácter endemoniado, es un hombre roto desde hace seis años. La culpa, el dolor, el asco por sí mismo, resquebrajaron su alma en millones de pedazos y no es que no haya conseguido unir las piezas, es que no quiere juntarlas porque es una manera de imponerse un castigo de por vida: no ser feliz…

… hasta que Cassie vuelve a entrar en su vida. Un torbellino vivaracho, de largas piernas y
lengua afilada. Un caramelo rebosante de carácter y mal genio. Una mujer que le divierte y
enfada a partes iguales y que, qué demonios, le cautiva por partida doble.

Resurge la vida de esa mecha que dos veranos atrás se encendió y sacudió los cimientos de
ambos, aunque no lo quisieran. Huyeron de ello para no tener tiempo a dejarse la piel y llegan
a un acuerdo para que este verano sea igual al anterior. No cuentan con que el tiempo pone
cada cosa en su sitio y que el de ambos ya quedó sellado por aquel entonces.

Dos personajes increíblemente reales, marcados por sus propias heridas, tan enternecedores
como empáticos a pesar de la mala leche que manejan, la cual, tengo que reconocer, me ha
hecho reír a carcajadas.

Cuando sabes que vas a abrir un libro que llevas mucho tiempo esperando y al que no le tienes
miedo porque sabes que tus expectativas no van a caer, la sensación es maravillosa. No pasa
con muchos y quizá por eso valoro esa tranquilidad de decir “voy a disfrutarlo tranquilamente”
(casi omito lo de tranquilamente porque cuando empiezas y no puedes parar es una faena, a
ver quién te frena).

“Cruzando los límites” me encantó. Caleb y Savannah me llegaron al corazoncito. Sin embargo,
“Rompiendo las reglas” me ha avasallado por entera. La historia es una auténtica preciosidad,
tan bien hilada que en ningún momento decae, y aspiras y aspiras, totalmente adicta, por más.
No sólo por el transcurso de la trama que, aun sabiendo que va a cambiar porque esperas que
sucedan algunas cosas que ya ves que van a ocurrir, da giros y giros de forma magistral,
asombrándote. También por uno de los mejores diálogos que he leído en mucho tiempo;
ligeras y realmente divertidas conversaciones cuando la ocasión lo requiere, y profundas con
las limitaciones de sus protagonistas en otras. Valoro mucho esa capacidad de marcar una
conversación de acuerdo a la personalidad de los protagonistas y no intentar poner en su boca
palabras que, simplemente, no van de acuerdo a cómo se nos muestran.

Si Tyler es un desastre y lo estropea todo a cada momento, no va a ser un hacha en una
declaración. Eso restaría credibilidad. Y nada me fastidia más que algo no me encaje en un
libro. De hecho, podría decir que su declaración, frente a un ojo objetivo, no sería 100%
romántica y, sin embargo, para mí lo ha sido y no cambiaría ni una sola palabra, mirada,
respiración,… Mataría por una así.

Por dónde iba… Ah, sí, la trama, fantástica. Los diálogos, maravillosos. Los personajes, tan
cercanos que se te meten en la piel. Los aportes secundarios como la familia, la amistad, la
lealtad y demás acontecimientos, me quito el sombrero por lo bien hilvanado que está. Y, lo
más importante, los sentimientos. Me resulta difícil expresarlo con palabras, pero cuando algo
te llega, te hace vibrar o darte cuenta de que estás apretando literalmente los puños, te llena
los ojos de lágrimas (así me he tirado las últimas 100 páginas, de emoción en emoción),… ese
algo merece la pena. Porque de repente sientes que has encontrado un tesoro y esa sensación
es indescriptible y aún hoy lo sigo valorando como el primer día. Hay muchas cosas en la vida
que merecen la pena, sin embargo, todo aquello que sabe nutrir tu corazón, tiene el doble de
valor.

Volviendo a las percepciones, como decía, cada historia es un mundo y cada persona un
planeta. Estoy segura de que “Rompiendo las reglas” no defraudará a nadie. No sé si llegará al
nivel de entusiasmo y adoración al que he llegado yo, porque este libro me ha llegado en un
momento en el que necesitaba leer algo que despertara tantos sentimientos en mí. Es por eso
que no quiero ponerle nota y reducirlo a un número. Quiero recordarlo con cariño y saber que,
cuando lo relea, volverá a enamorarme tanto o más que esta vez. Sólo quiero darle las gracias
a la autora y suplicarle que siga escribiendo. Algún día espero volverme tan adicta a alguien
como se vuelven sus personajes, pero mientras espero eternamente a que suceda quiero
disfrutar de todos esos sentimientos que flotan en el ambiente cada vez que palpo una novela
suya.

Zuriñe

Septiembre 2016


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