Este es el resultado del juego que propusimos con motivo del Sorteo especial DÍA DEL LIBRO. Un relato que tiene principio y no tiene fin. Comenzando la primera con esta frase: Unos gritos de placer despertaron a todos aquel día de primavera...
En breve asignaremos los números para dicho sorteo.
Unos gritos de placer despertaron a todos
aquel día de primavera... y Lucia se desperezó pensando... madre mía... que
envidia, ¿cuánto tiempo hace que no he sentido lo mismo? Quizás demasiado pues
no recordaba ni el momento, ni el lugar, ni siquiera con quien. Era el momento
de cambiar su vida y arriesgarse...
Así que decidió
comenzar el día de otra manera. En lugar de ir a trabajar y hacer los
quehaceres de cada día, estaba decidida a comenzar de nuevo. Cogió el teléfono,
llamó a su jefe para decirle que no podía ir, que estaba enferma (y en realidad
lo estaba, por escapar de aquella rutina); se duchó, se puso un bonito vestido
primaveral que remarcaba sus curvas y unos zapatos con un tacón de salón que la
hacía mucho más sexy y por qué no dejar su sedosa melena castaña suelta y al
viento como ella aquel día. Y salió a la calle, ¿donde debía ir? Era una
pregunta difícil... Decidió bajar tranquilamente la calle hasta llegar al
puerto donde los operarios estaban trabajando vaciando barcos de carga.
Se paseó tranquilamente
observando aquellos cuerpos sudorosos y se fijó en uno en especial. Alto,
joven, musculoso, con el mono de trabajo enrollado en su cintura con todo el
torso al aire. Se notaba que trabajaba al sol pues estaba muy bronceado.
Se quedó mirándolo
embobada, observando aquellos músculos tensarse al coger las cajas cargadas de
pescado... hasta que el operario se giró al sentirse observado.
Ella se quedó sin
aliento... unos brillantes ojos verdes la taladraron...
Eso le hizo recordar
las vacaciones que pasó con su ex marido, cuando fueron a hacer un crucero por
el Adriático. ¡Que felices eran! Nada hacía presagiar que apenas unos meses
después las cosas se complicarían tanto, que terminarían separándose y desde
entonces nada había vuelto a ser igual.
Con la cara de Chris de
nuevo en su memoria, se le bajó toda la alegría a los tacones de sus zapatos.
No se podía engañar, ella ya no era una dulce florecilla y sin embargo estaba
allí mirando cuerpos sudorosos como una adolescente colapsada de hormonas. Se
recolocó el pañuelo que Julia le había regalado en su fiesta de soltera otra
vez y caminó lentamente hacia la primera parada de taxi que encontrara. Iría a
la oficina, se enterraría en trabajo atrasado y todo volvería a ser normal.
Justo cuando se daba la
vuelta sintió que alguien le tiraba del pañuelo. Era imposible que se le
hubiera enganchado en algún sitio, pero vista su suerte igual se había agarrado
en alguna grúa. Vamos que se podía ver perfectamente despatarrada subiendo con
la grúa por los aires. ¡Un momento! ¿Qué bragas llevaba? Oooh sí, una sensación
de alivio la inundo, si se había puesto lencería fina con aquel subidon de
mañana soleada que había tenido.
Se giró y de nuevo
aquellos ojos verdes la estaban mirando. Sintió que el corazón se le paraba por
completo y la imagen de Chris se difuminaba en el olvido. Adiós Chris, hola
desconocido...
El desconocido en
cuestión que la tenía agarrada, posó sus increíbles ojos verdes en ella y no
pudo evitar el estremecimiento que recorrió su cuerpo por su intensa y ardiente
mirada. Sintió que el tiempo se detenía y que no podía apartar la mirada de él.
No tenía ni idea de cuanto tiempo había pasado cuando se percató que no podía
prolongar más la escena sin decir nada, ni quedarse más tiempo embobada mientras
él la mantenía sujeta por el pañuelo, por lo que se armó de valor, aclaró su
voz y le soltó:
—Muy bien señor
musculitos, ¿qué tal si dejas tranquilo mi pañuelo y te vuelves a jugar con tus
amiguitos? —Aunque secretamente rezaba a todos los dioses para que no lo
hiciera.
El operario al escuchar
el comentario, pronunció una sensual sonrisa que la desarmó y más aun cuando
escuchó su profunda y sensual voz...
—Señorita "Aires
de Superioridad", ¿cómo pretendes venir aquí?, devorarme con la mirada de
arriba abajo, de loba en celo, que está seleccionando a su macho, y luego darte
media vuelta, como si tal cosa. Esto no se puede quedar así.
Aquel musculitos
sudoroso, la atrajo hacia él, y la besó de tal manera que la dejó sin
respiración y...
Se quedó pillada, no
sabía qué hacer. Hacía tanto tiempo que no la besaban, que sus brazos parecían
dos pesos pesados a ambos lados de su cuerpo. Podría abrazarlo por la cintura,
o quizá mejor, rodearle el cuello y tocar ese pelo, que seguro sería suave, o
aún mejor... ¡Callar a su vocecita interior y dejarse llevar!
Así que, eso hizo. Por
una vez sus impulsos ganaron. Nada de la chica controlada y organizada. Un beso
salvaje merecía una respuesta igual.
Separó los labios y
dejó que la lengua del desconocido invadiera su boca. El desconocido gruñó e
intensificó el beso. Parecía una lucha por la supremacía, pero en la que ambos
habían caído sin darse cuenta. La respiración de ambos se aceleraba por momentos.
Ella posó sus manos en el pecho musculoso de él, notaba bajo sus palmas, los
latidos acelerados de su corazón. Estaba en un estado de frenesí, no deseaba
que terminara nunca. Y como si de un presagio se tratara, el desconocido puso
fin a su apasionado beso. La apartó como si de repente quemara. Ella no
entendía nada, de repente su amante desconocido se había convertido
precisamente en eso, en un desconocido. Su mirada dulce y apasionada, había
sido sustituida por otra dura y afilada.
El hombre se dio la vuelta
y la dejó allí, en mitad del muelle.
Una ola de calor le
subió a la cara y no sabía si era por la pasión con que la había besado el
guapo desconocido, o porque después la había dejado plantada sin una palabra
ahí en medio. «Qué vergüenza», pensó, «pero qué manera de besar por Dios».
Sin una mirada atrás,
se fue rápidamente del muelle y decidió que después de todo iba a ir a
trabajar, con ese subidón de adrenalina tenía fuerzas para comerse al jefe si
hacía falta y que no se pusiera delante nadie con una mala palabra porque no
respondía.
Fue echando pestes
hasta la oficina, no podía creer que se hubiera atrevido a besar a un
desconocido y menos aún que le hubiera gustado tanto. Al abrir la puerta del
despacho estaba tan ensimismada en el recuerdo de ese tórrido beso, que no se
dio cuenta que se había equivocado de despacho. Y lo que allí se encontró
superaba con creces lo vivido anteriormente...
Al entrar en ese
despacho se encontró con su compañero de trabajo... ese que siempre intentaba
seducirla... Ella hoy era otra mujer, renovada, valiente, decidida. Y esta vez
no lo vio como un compañero más... no sabía hasta donde podía llegar hoy... aun
estaba excitada con su encuentro con el desconocido del muelle.
Por eso se armó de
valor y pensó que «de decididos al río». Con una sonrisa socarrona en la cara
fue poco a poco hasta la mesa de él, lo veía tragar saliva visiblemente
nervioso y a la vez descolocado. Seguramente se preguntaba por qué veía esa
cara de hambre y decisión en su compañera cuando habían sido tantas las veces
que lo había rechazado.
Totalmente desinhibida
vio a su compañero con otros ojos y pensó que allí en ese preciso momento sería
capaz de cualquier cosa...
Pero, de pronto, se dio
cuenta de lo que estaba haciendo y se echó para atrás. El compañero, de
repente, tranquilizado (le daban miedo las mujeres decididas), al ver el cambio
en el semblante de ella, se hizo más fuerte y, empezó el ataque, como
acostumbraba.
Él se sentía fuerte, si
la mujer era débil.
Ha quedado muy bien chicas. Muchas gracias por participar, en unos días asignamos los números y os avisamos del sorteo de la once que tomaremos como referencia.
ResponderEliminarGuauuu... que bien a quedado.... dan ganas de seguir....
ResponderEliminarpues si ha quedado genial, me quedo con las ganas de mas... muy bueno
ResponderEliminarMe ha parecido muy divertido y la historia promete je,je
ResponderEliminarEstá muy bien el relato.
ResponderEliminarQue bueno jajaja ha quedado genial ;)
ResponderEliminarBuenas, quería preguntar sobre el sorteo. ¿Se dieron ya los números?
ResponderEliminarEstamos en ello... en breve...
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