domingo, 22 de octubre de 2017

El rincón del escritor: Pat Casalá nos presenta Cada día te espero a ti

Julia está a punto de cumplir diecisiete años. Es hija de dos grandes militares condecorados, vive en una base militar desde niña y no debería enamorarse de Zack, un oficial de la Fuerza Aérea estadounidense de veintisiete años. Pero pocos minutos después de conocerle ya es incapaz de dejar de pensar en él. Es un amor prohibido e imposible, sin embargo Julia no tiene intención de que eso obstaculice el camino hacia su objetivo y utilizará todos sus recursos para seducirlo.
Zack es un hombre recto, lleva toda la vida deseando convertirse en parte de la élite de Fort Lucas para pilotar cazas del ejército. Conocer a Julia pone su vida del revés. Es menor de edad, la hija del General, la hermana de su mejor amigo y once años más joven que él. No quiere sucumbir a la tentación y lucha con todas sus fuerzas contra la atracción que hay entre ellos, contra las provocaciones de Julia, contra sus sentimientos.
Pero el amor es un sentimiento difícil de controlar, no entiende de normas, de edad ni de prohibiciones.





Los personajes nos hablan de la novela:


Hola, soy Zack Stevenson, Capitán de la Fuerza Área de Estados Unidos, piloto de cazas. Acabo de llegar a Fort Lucas para pasar los diez meses de instrucción que me permitirán entrar en el cuerpo de élite. Mi primera parada es el entierro de la madre de Swan, uno de mis viejos amigos de la universidad. Me sorprendo mirando constantemente a su hermana. Es rubia, alta, delgada, con una clase impresionante y una voz que enamora. Solo tiene dieciséis años, pero parece mayor. Verla me trastoca, por eso la sigo al exterior para charlar un poco con ella. Me imagino cómo debe ser escucharla cantar con su grupo sobre un escenario y me estremezco. La mirada de Julia me atrapa desde el primer instante, me gustaría no sentir esa atracción, es ilegal, está prohibida, es imposible. Pero sus ojos me llaman en la distancia. Es como si mi mundo acabara de sufrir un revés. Y no puede ser, debo parar esto antes de que se me vaya de las manos, no soy una persona versada a no seguir las normas ni a saltarme la legalidad.

***

Soy Julia Nelson, hija del General de Fort Lucas, hermana de Swan, cantante y compositora, estudiante de último año de instituto. El oficial que acaba de hablarme me corta la respiración. Es como si por un segundo eclipsara la pena de perder a mi madre, como si serenara mi dolor. Tiene unos preciosos ojos verdes en unas cuencas alargadas, cejas frondosas enmarcando su mirada felina, una nariz proporcionada, labios carnosos, el pelo corto, castaño, despeinado...
Suelto un suspiro. Nuestras miradas se cruzan un segundo. Me sonríe e inclina la cabeza para transmitirme el pésame. Yo me sonrojo, como si acabaran de pillarme en una falta, y me levanto para disimular. No debería sentirme atraída por él, es un soldado recto, con un expediente intachable, incapaz de desobedecer una orden… Cuando coincidimos de nuevo con los ojos todas las objeciones desparecen. A pesar de que será una tarea complicada, voy a luchar por estar a su lado. A partir de ahora solo vale el acoso y derribo. Zack Stevenson va a ser mi novio.

Una escena para abrir el apetito:

Zack se cruza con ella mientras camina hacia el comedor acompañado de un grupo de oficiales. Swan se desmarca un momento para comentar su último plano con un compañero y él se pone a la cola con la bandeja. Ella se coloca detrás de él.
—Has estado increíble —musita cerca de su oído—. Me gustaría volar así́.
—Todo es ponerse. —Mantiene la distancia de seguridad entre ellos avanzando un poco—. Pídele a tu hermano que te enseñe, estará́ contento si le dejas.
—No me gusta el ejército ni tengo interés en aprender a pilotar. —Le roza la mejilla con el dedo—. Solo me apetece volar contigo, en tu avión, besándote mientras tú dominas la maquina.
Zack traga saliva y aguanta la respiración.
—¡Búscate un novio si quieres besos! —le espeta en un tono airado.
—Me subiría a cualquier avión si es contigo. Prefiero los pequeños donde solo cabe una persona para colocarme sobre tu regazo muy pegada a ti, casi sin espacio para movernos. —Baja mucho el tono de voz—. Nos estrellaríamos porque no dejaría de besarte ni de tocarte.
Zack acaba de llenarse la bandeja y se aleja con rapidez, incapaz de contestar con coherencia a las insinuaciones de Julia. Una vez sentado a la mesa espira e intenta deshacerse del tembleque de las piernas.
La repasa con la mirada con un estremecimiento. Empieza en las esbeltas piernas, apenas tapadas con unos shorts muy cortos, pasa por la camiseta ceñida que esconde un vientre plano y musculado y sube hasta la melena suelta sobre los hombros.
Ahoga un gemido con un sorbo al vaso de agua.

Desde LecturAdictiva damos las gracias a Pat Casalá por la presentación.

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