domingo, 18 de septiembre de 2016

El rincón del escritor: Marta Francés nos presenta Laura va a por todas

¿Quién era ese?

No tengo ni idea, pero acabas de conocer a mi futuro marido.
Laura siempre soñó con casarse. Tenía claro el tipo de vestido que luciría y las canciones que bailarían en su boda. Por eso, el enlace de su mejor amiga en Zaragoza es un momento agridulce, porque será la única del grupo de amigos que irá sin acompañante.
Pero todo cambia cuando un desconocido la salva de un primo pesado del novio. Laura, sin saber quién es, no duda ni un segundo en afirmar que ese es el hombre con quien se casará. Durante el banquete, Laura descubrirá que se llama Mateo, que vive en Barcelona y que la química entre ellos es explosiva e irresistible.
Sin embargo, habrá un escollo que se interponga a la relación: la distancia, contra la que ambos deberán luchar para alcanzar, tal vez, la felicidad que, entre risas y llantos, todos buscamos.



Ficha del libro





Los personajes nos hablan de la novela:


Hola, ¿qué tal? Soy Laura Torres, mis amigos me llaman Lau, a veces también me dicen que estoy pirada, pero eso ahora es irrelevante, jeje. No soy demasiado alta, estoy dentro de la media. Mis ojos son verdes y tengo el pelo castaño, con algunas mechas más claras en tonos caramelo. Ando cerca de la treintena y sigo soltera, ¿alguien sabe la presión que siento? Todas mis amigas están casadas, con compromiso o con hijos en camino. Y yo sola, para vestir santos me voy a quedar, una pena… Aunque mi intención es que eso cambie hoy mismo. Mi mejor amiga se ha casado y ha sentado en mi mesa durante el banquete a un pedazo de hipster que quita el sentido. Se llama Mateo, es alto y delgado, tiene el pelo castaño con un corte muy moderno y lleva barba. Que conste que a mí las barbas ni fu ni fa, pero es que le queda… madre mía, ¡cómo le queda la barba al amigo Mateo! Es que tendríais que verlo cada vez que sonríe. Me ha ayudado para escapar de Fermín, el primo pesado del novio, y ha sido divertidísimo verlo agachado entre los invitados a mi lado pese a no tener ni idea de qué iba el asunto.
Pero hay una pega, vive en Barcelona, algo lejos de mi Zaragoza natal. Aunque nadie dijo que encontrar un marido fuera fácil, ¿no? Mira, ahí viene, me trae una copa de la barra libre de la boda. Menudos andares. Sus ojos conectan con los míos y algo me dice que entre él y yo va a haber una de esas historias que te marcan de por vida… ¿o para toda la vida? 

***



Me presentaré, soy Mateo Rivas, tengo treinta años y trabajo en Barcelona como auditor de cuentas. Soy alto, moreno y de ojos castaños. Desde hace un tiempo llevo barba porque creo que me favorece bastante, al menos eso me dicen mis hermanas, aunque no son demasiado de fiar, menuda pareja de liantas. Siempre he vivido en Zaragoza con mi familia, estudié aquí pero me marché hace unos años cuando me salió curro en la Ciudad Condal. Ahora he vuelto unos días porque un amigo de la facultad se casaba. Durante el banquete me ha sentado en la misma mesa que las amigas de la novia y sus parejas. Entre ellos hay una soltera, una chica llamada Laura, una preciosidad con la que he coincidido antes de sentarnos y que me ha parecido un encanto. Puede que sean esos ojos verdes tan bonitos, o su sonrisa radiante, no tengo ni idea, pero me ha gustado desde el primer momento en que la he visto. No sé si ha sido lo de compartir esa historia de escapar del tal Fermín o verla emocionada cuando la recién casada le ha regalado su ramo de novia. Puede que ambas cosas juntas. Creo que voy a tener que hacer algo y acercarme a ella, me muero de ganas por saber cómo huele y cómo sabe su piel. 
De momento voy a llevarle este gin-tonic y después le pediré que baile conmigo. Mírala, acaba de ver cómo me acerco a la mesa y está sonriendo. Lo dicho, una sonrisa preciosa en una chica aún más preciosa. Tendré que darle las gracias a mi amigo por sentarnos juntos. 


Una escena para abrir el apetito:

Después de que los novios abran el baile con su particular versión de «Love is all around», en la que Elena ha dado más vueltas que una peonza, todos nos incorporamos a la pista para mover el esqueleto. Aunque, claro, primero tocan las canciones lentas para ir ambientando a la gente. 
Mateo se me acerca y me tiende la mano, sonríe, divertido, la acepto y me aproxima a su cuerpo rodeándome por la cintura. Tengo que contener el aliento por estar tan cerca de él. Primero bailamos con algo de distancia entre los dos, pero, poco a poco, nos pegamos más. Entonces puedo olerlo y me dan ganas de lamerle el cuello. Huele de maravilla. Acerco la nariz a su hombro, y su mano me aprieta un poquito más a él. El corazón me late deprisa. Su barba me hace cosquillas. Me gusta esa sensación. De repente me coge de la mano y me hace dar una vuelta sobre mí misma. Suelto una carcajada y él sonríe. Vuelve a atraerme a su cuerpo. Se mueve resuelto, controlando cada paso, sin tropezar ni una sola vez. 
—Bailas muy bien —le susurro.
—Gracias. Tengo una amiga que es profesora de baile.
Me dan ganas de preguntarle si esa profesora es algo más, pero me muerdo la lengua. Si está aquí solo es porque es soltero, ¿no?
—Tú te mueves fenomenal.
Una sonrisa se materializa en mis labios. Me acerco a su oído y disfruto de su aroma antes de darle las gracias en voz bajita. Seguimos bailando y siento que se ríe. Lo miro sin saber a qué viene. Niega con la cabeza sin dejar de sonreír. Cuando sonríe está guapísimo.
—¿Qué pasa? 
—Nada, no me hagas caso.
—No, dímelo, quiero saberlo.
Se queda quieto, pero no me suelta. Me mira fijamente y… casi hace que se me caigan las bragas al suelo.
—Me preguntaba si te moverías igual de bien en otros ámbitos.
El corazón bombea a toda velocidad en mi pecho. Los nervios se adueñan de mi estómago. Lo miro provocativa.
—Eso tendrás que comprobarlo tú mismo.
—De acuerdo. —Clava en mí sus brillantes ojos castaños—. Si tú me dejas...



Desde LecturAdictiva damos las gracias a Marta Francés por la presentación.








2 comentarios:

  1. Me ha encantado la presentación del libro, además de que lo he leido, me gustó mucho y estoy esperando impaciente que salga la segunda parte.
    Muy recomendable, el final es..... no se como describirlo, te deja ...... ains.

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  2. Estoy esperando que salga el segundo libro para leerme los dos del tirón. No puedo esperar a que salga el siguiente, la impaciencia me puede.

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