domingo, 19 de julio de 2015

El rincón del escritor: Abril Camino nos presenta Pecado, penitencia y expiación

Ficha del libro
Carmen tardó treinta años en construirse. Se buscó, se encontró y se convirtió en todo aquello que soñaba. Dirigía una empresa de éxito, tenía los mejores amigos del mundo y estaba deseando ser madre. La vida le sonreía desde el otro lado de su almohada. Porque la vida era él. Gonzalo. Su amigo, su compañero de vida, su amor. Se enamoraron cuando no levantaban dos palmos del suelo, y nada podría separarlos. Jamás. 
Carmen tardó seis horas en destruirse. Solo necesitó una botella de whisky y una habitación de hotel. El mundo saltó por los aires, y ella se dejó engullir por el vacío. 
Carmen no sabe si podrá reconstruirse. Ni si querrá hacerlo. En un periplo que la llevará por las ciudades en las que todo el mundo sueña vivir, ella deberá buscar el valor para sobrevivir. 
A todo pecado le sigue una penitencia, pero solo algunos encuentran la capacidad de expiar sus culpas y resucitar de entre los emocionalmente muertos.




Los personajes nos hablan de la novela:

Me llamo Gonzalo Larrea y tengo treinta y seis años. Vivo en Gijón y soy profesor de Bellas Artes en la Universidad, aunque mi verdadera pasión es pintar. Bueno… ¡vaya tontería acabo de decir! Mi verdadera, única e irresistible pasión es ella. ELLA. Carmen. Mi mujer.
Conozco a Carmen casi desde que tengo uso de razón. Hemos pasado por todas las fases: fue mi vecina, mi mejor amiga, una especie de hermana pequeña… Dimos muchos rodeos hasta darnos cuenta de lo que éramos en realidad. Ella es, sin ninguna duda, el amor de mi vida. ¿Cómo podría no serlo? Es preciosa, divertida, intrépida, valiente. Se ha sobrepuesto a todos los reveses que le ha dado la vida, y lo ha hecho siempre sonriendo.
¿He dicho ya que estoy loco por ella? Un día, hace muchos años, le prometí que si algún día la vida nos separaba, no dejaría de pelear ni un segundo hasta recuperarla. Por suerte, no hemos tenido la necesidad de comprobarlo. Nunca, nadie, jamás, podrá separarnos.


***

Mi nombre es Carmen Wheeler, tengo treinta años y soy la propietaria de un restaurante “de moda”, en el que trabajo junto a mis mejores amigos. No he tenido una vida demasiado fácil hasta llegar a donde estoy ahora. Mis padres se desentendieron de mí cuando era una niña, y no tuve más familia que Concha, la maravillosa mujer que me crio. No sé qué habría sido de mí si Gonzalo no hubiera sido mi vecino de al lado. Él me enseñó todo lo que debería haber hecho un padre o un hermano mayor. Y, con el paso del tiempo, aprendí con él todos y cada uno de los matices de la palabra “amor”. Habría sido imposible no enamorarse de él: tan alto, tan guapo, tan maduro, tan talentoso… Pasé años creyendo que era perfecto y, aún hoy, tendría que pensar mucho para encontrarle un defecto. Junto a él, lo he experimentado todo: aprendimos a vivir nuestra relación en la distancia, disfrutamos con el sexo, viajamos por el mundo, nos apoyamos en nuestros retos profesionales… Hasta que, hace relativamente poco tiempo, decidimos asentarnos en nuestra ciudad y formar una familia juntos.
Ese es nuestro proyecto más ilusionante en estos momentos: ser padres. Hemos cumplido tantos sueños en los últimos años que me da miedo pensar que nuestra estabilidad pueda tambalearse, aunque, con todo lo que hemos pasado juntos… ¿Qué podría estropear nuestra felicidad? 




Una escena que abra el apetito:

La primera vez
Cuando entré en nuestra cabaña, me encontré una imagen que no podría arrancar de mi cabeza aunque quisiera. Gonzalo había llenado toda la cabaña con decenas de pequeñas velas de té encendidas. Nada más. Sin pétalos de flores, sin grandes gestos. Solo las velas y una sábana blanca encima de la cama balinesa en la que en verano tomábamos el sol. Él me miraba con una profundidad que me hizo pensar que podría ver hasta qué punto el corazón parecía desbocárseme en el pecho. Me acerqué a él y solo pude susurrar:
—¿Y esto por qué?
—Porque eres tú, porque siempre has sido tú y porque no quiero esperar ni un día más para estar contigo.
—¿Te refieres a…?
—Me refiero a lo que tú quieras. Tienes dieciséis años, no seré yo quien te presione a hacer nada, pero tampoco me gustaría que acabaras haciendo lo mismo que la mitad de tus amigas, follándose al primero que les da dos besos y les ofrece el asiento trasero de un coche.
—¡Eh! ¡Te conté eso como confidencia! Y no son la mitad de mis amigas, son solo dos, y tampoco las veo yo muy arrepentidas que digamos.
—¿Es lo que tú quieres?
—No, claro que no. Yo, desde que tengo uso de razón, solo te he querido a ti. —Me armé de valor y fui capaz de continuar—. Contigo sí me valdría el asiento trasero de un coche. Me valdría cualquier cosa con tal de que fueras tú.
—¿Estás segura de que no te sientes presionada?
—¿Por qué no dejamos ya la charla, Gonzalo?
Y en cuanto pronuncié esas palabras, se echó sobre mí, tumbándome contra su cuerpo en la cama. Sentí su aliento, caliente y con un leve deje a cerveza, muy cerca de mis labios. Esperó unos segundos antes de besarme, sus ojos fijos en los míos. Me embriagué de su mirada, con el corazón acelerado y su erección firme sobre mi muslo. Me besó con profundidad y solo se separó de mí para deshacerse de su camiseta y de mi vestido. Se quitó los pantalones con rudeza, casi con violencia, y desabrochó mi sujetador con cuidado.
—¿Estás asustada?
Negué con la cabeza, moviéndola a un lado y otro con fuerza. Nunca en toda mi vida había tenido menos miedo. Dejaría que él me llevara a donde quisiera; agarrada a él, el miedo no era una opción.
Empezó a besar mis pechos sin preliminares. Noté un calor desconocido entre mis piernas. Como si él pudiera adivinar el momento exacto en que ese pensamiento se adueñó de mi cabeza, bajó una mano y la introdujo en mis bragas blancas de algodón.
—Eres preciosa. Perfecta. Eres perfecta.
—Gonzalo. Te quiero.

—Ya lo sé. Y ojalá algún día sepas cuánto te quiero yo a ti.

Desde LecturAdictiva damos las gracias a Abril Camino por la presentación.



1 comentario:

  1. ¡Muchísimas gracias a vosotras por dar a mis protagonistas la oportunidad de presentarse!

    ResponderEliminar