domingo, 23 de noviembre de 2014

El rincón del escritor: Elena Castillo Castro nos presenta Mientras el corazón siga latiendo

Ficha del libro

Hay amistades a primera vista, de igual modo que existen los flechazos, y algunas veces ambas terminan por coincidir.

Lara está a punto de comenzar una nueva vida junto a Javier, al que considera el hombre perfecto, pero justo antes de cerrar la puerta de una casa que guarda sus sueños de adolescente recibe un paquete lleno de cartas.

Cartas por montones en tonos blancos y amarillentos con Eliott como remitente, su primer amor, llenas de recuerdos que Lara creía olvidados y que resurgirán del pasado con fuerza entre lejanas notas musicales.

Su vida se tambalea entre la elección de un futuro estable o un destino del todo incierto.

Nadie dice que la persona que ames sea la que más te convenga…





Los personajes nos hablan de la novela:

Se supone que tengo que hablar de mí, presentarme y eso... puff... No sé, me llamo Eliott y soy medio inglés, juego al baloncesto y toco el piano. ¿Está bien así?... ¿algo más? (suspiro profundo y silencio de reflexión). No soy de muchas palabras, me expreso mejor a través de la música aunque al parecer también se me da bien escribir cartas pero solo si esas cartas son para Lara. Con ella siempre es todo fácil: hablar, discutir, soñar... Ella lo es todo para mí, desde el principio hasta el final. Sé que le hice daño, que me marché y que con este paquete lleno de estas cartas he puesto su vida patas arriba pero... quizás no es tarde, tiene que saber que la amo y que lo haré mientras mi corazón siga latiendo.



***

Me llamo Lara, vivo en Ubiña, soy abogada y la prometida de Javier, el hombre más maravilloso que podáis imaginar, un verdadero protagonista de cualquier película de amor. Voy a casarme con él... o quizás... 
Acabo de recibir un paquete lleno de cartas de Eliott, mi primer amor, mi mejor amigo, mi... alguien que desapareció y rompió mi corazón hace diez años. No sé qué pretende ahora pero tengo que averiguarlo porque nada más ver su nombre he recordado los días en los que me gustaba perderme en el bosque para subirme a las ramas de los árboles a leer, cuando soñaba con irme a vivir lejos de aquí junto a él.... Había enterrado tan profundo todos esos recuerdos que carta tras carta mi mundo se tambalea más y más. Mi mejor amiga, María, me ha dicho que nadie dice que la persona que ames sea la que más te convenga. 

Eliott, Javier, Eliott, Javier... ¿Qué hago?

Una escena que abra el apetito:

Recibir aquel paquete había hecho retroceder su mente en caída libre hasta aquellos años en los que aún soñaba, cuando el futuro era algo excitante, desconocido y prometedor. Lo dejó sobre la cama y, tras sentarse y abrazarlo con sus piernas, perdió la mirada dentro. Leyó una y otra vez aquel nombre en todas las cartas, susurrándolo, como quien invoca a un espíritu, Eliott Warren. Los recuerdos se agolparon en su mente. Recuerdos que ni ella imaginaba haber retenido a lo largo de los años.

Eliott Warren.
Eliott, su Eliott.

Querida Lara,

Quisiera llamarte para explicártelo todo pero tengo miedo de hacerlo. No debería ser así, tú has sido la única persona con la que siempre he podido hablar, la única que siempre me ha entendido.
 Me recome la falta de valor y a la vez estoy furioso. ¿Por qué lo has dicho?, ¿por qué tuviste que hacerlo? He huido, lo sé y sería absurdo decir que no he sido cobarde, ya que he sido el mayor del mundo. ¿Por qué rompiste el silencio?
No sé cómo actuar, qué hacer. Debería volver pero me alegro de estar lejos y no ver la realidad, de no ver tu cara… aunque parece que la tuviera grabada en mi mente y no te esfumas aunque cierre los ojos. Me torturas, no quieres dejarme en paz.
Quiero olvidarlo todo, pensar que te puedo llamar tranquilamente. Pero, ¿cómo lo hago?, si ni puedo pronunciar tu nombre sin odiarme a mí mismo, sin enfadarme contigo por haberlo cambiado todo.
¿Por qué has arriesgado lo que teníamos y nos unía? Éramos algo más...
No puedo dar ese paso, no puedo hacerte eso a ti. Tú no debes cargar con el peso que llevo a mis hombros, no sería justo. Ni siquiera sería justo contártelo por carta ahora y, enviarte ésta.
  ¿Sabes qué es lo peor de todo? Te he visto llorar, hacerlo por mí, por mi culpa. Fui a la montaña, no falté aquel domingo, el último antes de irme. Estabas allí, subida en el árbol, escondida entre las ramas sollozando. Sufrias por mí. Salí corriendo para no verlo. ¿Qué podría decirte yo?,¿ qué puedo decirte ahora?                                        
  No llores, no llores Lara, ¿puedes oírme?
                                                                  Eliott.   


Desde LecturAdictiva damos las gracias a Elena Castillo Castro por la presentación.

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