domingo, 15 de junio de 2014

El rincón del escritor: José de la Rosa nos presenta La leyenda de Tierra Firme

Ficha del libro
Muchas, muchas, muchas gracias antes de empezar. Os agradezco este espacio para poder contaros algo sobre mi novela, a vosotras que sois fantásticas, y a ti que lo lees y que has decidido tomarte unos minutos .

Con «La leyenda de Tierra Firme» mi intención era escribir una novela de amor y aventuras. De amor porque es el centro sobre el que gira todo; dos personajes condenados  a no comprenderse que tienen la mala suerte de que se gustan… y quizá se enamoren. De aventuras porque tienen muy poco tiempo para descubrir un misterio y quizá para salvar al mundo (¡corre, Darrell, corre!)

Ariel Salazar, una sobria conservadora del Archivo de Indias, recibe una visita inesperada (Darrell McKay) justo el día que se va de vacaciones. Es un tipo apuesto (por qué negarlo) que le propone una locura; descubrir el paradero del Santa Bárbara, una galeón que desapareció en el siglo XVI y del que todos dicen que nunca existió. La búsqueda de este pecio y los sueños premonitorios de Ariel centrarán la novela. Ariel sueña con una hermosa mujer que vivió cuatrocientos años atrás y que parece aportarle pistas para poder descubrir los restos del galeón.


Es una novela trepidante, divertida, romántica, con algo de sexo sin pasarse, y con muchas, muchas ganas de darte un pellizco en el corazón entre sonrisa y sonrisa. 


Los personajes nos hablan de la novela:

Si no he tenido nunca una relación seria con una mujer es porque mi vida va demasiado deprisa. Perdón, no quiero ser mal educado. Me llamo Darrell McKay y nací en las islas hace treinta años. Si me ves por la mañana sabrás que soy un respetable profesor universitario, pero por las noches… me gusta la vida, y me fascinan las aventuras. Gasto mis energías en encontrar pecios hundidos. Sí, como lo oyes. Algunos no tienen mayor interés que haber pertenecido a tal o cual armada y estar cargados de historia. Otros encierran cofres de oro. Para que mentirte. Sí, quizá no soy del todo legal, quizá no soy alguien en quien confiar, pero me da lo mismo. La vida es breve y hay que aprender a vivirla. ¿No crees?

Ariel es… no, no te voy a contar cómo es. Te voy a contar cómo era: un callo. ¿Te imaginas a una mujer mandona, que siempre quiere salirse con la suya, que cree que la palabra moda es un eufemismo, y que piensa que un hombre es un tipo que habla del pasado? Pues así era ella. La típica mujer de la que huiría sin remisión. Un muermo. Un coñazo. ¿Sabes lo que me dijo la primera vez que la vi? Que estaba chalado. No con esas palabras, pero en resumen significaban eso. No, no me gustó, para qué mentirte.

Creo que ella tenía un serio problema conmigo. Me consta que me había espiado mientras me cambiaba, mientras estaba desnudo. A mí no me importa, pero las cosas que se comienzan se tienen que terminar. ¿No te parece? Era una mujer de la que nunca me enamoraría. Te lo aseguro. Te lo puedo prometer.

***

¿Disculpe?, ¿una entrevista? No creo que pueda decirle nada interesante sobre mí: Primera de mi promoción, doctora en historia de América, profesora de la Hispalense y conservadora del Archivo de Indias. Libros, artículos y publicaciones no sabría decirle, pero muchos. El hecho de tener veintiocho años es un inconveniente. Intento por ello vestirme de forma seria, formal, alejando cualquier frivolidad. Detesto de hecho la frivolidad ¿No haría usted lo mismo? No solo debemos ser inteligentes, sino que debemos parecerlo.

Si me está preguntando sobre el señor McKay me temo que pocas cosas positivas puede decirle de cuando le conocí. La arrogancia no es un valor y el creerse irresistible por supuesto que tampoco. No era mi tipo de hombre. Mi ideal de hombre es… Cómo decirlo… Un caballero, erudito, amante de la historia con el que poder pasar largas noches hablando de Moctezuma. Este hombre en cambio… no había una vez que no lo pillara mirándome el escote o analizando el largo de mi falda. Como usted comprenderá no hay nada más alejado a mi hombre ideal que el señor Darrell McKay… pero… ¿Por qué estoy yo hablándole a usted de esto?

Cuando fui a verlo al hotel al poco de conocernos tuvo la indecencia de pasearse desnudo por la habitación. Como lo oye. Un horror. En verdad, no se paseó, se visitó en el cuarto de baño, pero dejó la puerta abierta con la peor de las intenciones. ¿Cree usted que un hombre decente haría algo así? Por supuesto que miré. Tenía que demostrarle que Ariel Salazar no era una de esas modelos con las que seguro salía ni una mujer con la que podía tomarse libertades. Le voy a decir una cosa para que se le quede muy, muy clara. No es mi tipo, no lo ha sido ni nunca lo será. Buenas tardes.

Una escena que abra el apetito:

Darrell volvió a parar en seco, aunque esta vez no había ningún peligro en la carretera. Ella se asustó de verdad y se pegó a la ventanilla.
—¿Qué te hace pensar que yo quiero…? —preguntó él.
Ariel tragó saliva.
—Bueno… me has preguntado por mi vida íntima —¿lo habría malinterpretado?—, has dicho que estás solo, has intentado violentarme mostrándote desnudo. Creo que debemos poner unas normas. Eso es, unas normas de comportamiento y convivencia.
Darrell terminó de comprenderlo y una enorme sonrisa empezó a dibujarse en su rostro. Arrancó de nuevo, pero no dejó de sonreír.
—¿Y Cuáles serían esas normas? —preguntó.
—Por ejemplo, nada de exhibicionismo. Ni por mi parte ni por la tuya.
—¿Incluye eso que te pondrás un escote menos excitante?
Ella lo miró molesta. No era la responsable.
—Por supuesto. En cuanto pueda.
—¿Y la segunda norma?
—Nada de temas personales.
—De acuerdo, nada de temas personales. ¿Alguna más?
—Nada de sonrisas.
Él la miró extrañado.
—¿Nada de sonrisas? ¿Cómo va a ser eso una norma?
—Lo es. Nada de sonrisas.
Él reprimió una.
—De acuerdo. No sé si podré cumplir esta última. ¿Algo más?
Ella lo pensó un momento.
—Eso es todo.
—Muy bien. Entonces podré besarte ¿no?
Ariel lo miró alarmada.
—Y nada de besos. Esa era la última… bueno, nada de coitos es la última.
Darrell soltó una carcajada. No estaba rompiendo ninguna norma, porque las carcajadas no entraban en la categoría “sonrisa”, sin embargo era aún más encantadora que las otras.
—Entonces a partir de ahora dejamos claro que solo somos colegas y que bajo ningún concepto dejaremos que surja nada entre nosotros, ¿es eso? —preguntó él.
Ella tardó más de lo que le hubiera gustado en responder.
—Así es.
—Bien, pues sellémoslo con un abrazo.
—¿Un abrazo? —tenía los ojos muy abiertos.
—Bueno, así es como los colegas sellamos los tratos.
—¿Un apretón de manos no vale?
—Por supuesto —dijo él rascándose la barbilla—, aunque quizá no sea un acuerdo tan sólido.
—Vale, aunque sea menos sólido —dijo ella tendiéndole la mano.
En aquel momento y sin saber muy bien porqué, la hubiera estrechado entre sus brazos y hubiera sellado el pacto con un beso largo, húmedo y caliente. Sin embargo apretó su mano.

Y aquí te presento el booktrailer la novela. Espero que te guste.

Desde LecturAdictiva damos las gracias a José de la Rosa por la presentación.


5 comentarios:

  1. Cómo me ha gustado la presentación! Y más ahora que estoy leyendo el libro. Apenas llevo 3 capítulos y me tiene enganchadísima.

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  2. Amigas, muchas gracias por esta entrevista con la que he disfrutado teniendo que entrevistar a los protagonistas.

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  3. Ahora apetece mucho más leerla. Menudo "par de dos"!!!

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  4. Muchas gracias por esta presentación, me parece fantástica. Gracias a José y fenomenal Martika por esta idea tan estupenda.

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  5. gracias por la presentacion, me ha gustado mucho y estoy deseando leer el libro, la verdad es que despues del aperitivo te quedas con ganas de mas.

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